Iván Franco

Mi historia comenzó hace casi 36 años en México, D.F.
Desde muy pequeño siempre fui un poco rebelde… por supervivencia.

Era muy chaparro y aunque en ese entonces no existía el término Bulling, sabía que tenía que ser muy inteligente para evitarlo, poder sobrevivir en mi escuela y lograr sobresalir con mis limitados recursos físicos. Ahí comencé a comprender empíricamente  la importancia de las relaciones humanas. Comencé a juntarme con los líderes de cualquier tipo de círculo, fomentar su  creatividad e inspiración hacia el éxito, incluso con los más gandallas de la escuela, aportando ideas para sus travesuras a manera de autor intelectual, hasta ganarme el respeto de las más temibles lacras de esa micro sociedad. Comprendí la importancia de formar parte de todos los círculos y aprender a escucharlos. Pero escucharlos realmente, no solo darles el avión, sino realmente aprender a escucharlos activamente, observar su lenguaje no verbal, analizar su situación y desarrollar la empatía suficiente para aportar una buena conclusión, simplemente acomodando en su lugar los mismos conceptos que ellos me decían. Comprendí que, sin importar cual fuera el círculo social, modelo de negocio, problema personal o de desarrollo profesional, la base del éxito es tu reputación, basada en tu capacidad de observar, escuchar y aportar algún valor. No sólo como un consejero, sino tomándote un par de minutos para ponerte un instante en los zapatos de los demás y apoyarlos, para darle vuelo a sus ideas y que logren satisfacer sus necesidades por si mismos. Si ayudas a construir, a la larga siempre cosechas trascendencia.

Así, comencé a apasionarme en el análisis del por qué de las cosas, en la búsqueda de la raíz y el origen de las causas, sus conclusiones y efectos, me aficioné por la física, la comunicación visual y la fotografía, que en sus orígenes técnicos o visuales son semiótica pura. Estudié la carrera de Diseño Gráfico y una Maestría en fotografía profesional, y  pensé que estas habilidades no servirían de nada si no se veían reflejadas en mi bolsillo, así que estudié algo de Marketing tradicional . Con el tiempo fuí capáz de conocer a profundidad a mi target Mexicano, particularmente al de la Ciudad de México: creativo, cosmopolita, socialmente resentido, eternamente en crisis y super contaminado en todos los aspectos. Viviendo inmerso en un impresionante ruido visual.

Como en la primaria, ví que los grandotes en este nuevo salón eran los corporativos y yo tenía que codearme con estos líderes para sobrevivir.

Los 90′s eran otros tiempos, y no niego que comencé a sentir una mezcla entre admiración y compasión por esos heroicos emprendedores luchando contra Goliath, la violencia y las crisis… En ese entorno, confiezo que el miedo me llevó a limitar el aporte de mi talento precisamente a 2 grandes corporativos. El primero fué un poco fugaz (1 año y medio), pero al segundo le dedique 9 años de toda mi creatividad y capacidad de análisis. Por las necesidades estratégicas de esta empresa y mi sentido de empatía con esta marca, me fui involucrando con la tecnología, el CRM, web Marketing, eLearning y todo lo que estuviera a mi alcance por elevar el prestigio de esta empresa  en Internet y por ende sus ventas.

Mi lucha por posicionar esta marca trasnacional en México fué feróz y me trajo enormes satisfacciones, logré llevar todos sus indicadores de branding en Internet del 13 al segundo lugar en la industria. Dentro de la organización me proyectó profesionalmente como un referente internacional en estrategia de atracción en internet, al grado de ser 3 veces nominado a empleado del año y 2 veces ganador. Mis modelos de eMarketing se volvieron el estandar global dentro de la empresa y todo pintaba excelente. Pero esa capacidad de análisis y de evaluación que me hubiera traido tantas satisfacciones, por un instante se volvió en mi contra. Tras evaluar el potencial de Internet como medio de publicidad, la gran apertura y poder de penetración que han tenido las redes sociales y el poder del WOM de los usuarios de Internet, concluí con asombro que ese modelo que tanto había defendido pronto ya no funcionaría y debería replantearse totalmente para que el corporativo sobreviviera.

Se que ya habrás escuchado esto mil veces, pero con el éxito y accesibilidad de las redes sociales se que sin duda escucharás  millones de veces más ideas como esta y las viviremos como una rotunda realidad en los próximos años: Estamos en la antesala de una revolución social y comercial sin precedentes, donde ni esta empresa ni las del resto de la industria están preparadas para un cambio tan radical como el que se dará en un par de años, donde irremediablemente se convertirán en sólo una voz más dentro de las miles de millones de voces en Internet y sin una reputación interactiva sólida.

La realidad es que los usuarios en internet ya nos hartamos de la saturación de publicidad masiva y unidireccional. Ya casi nadie da clicks a contenidos estáticos y quienes lo hacen se llevan una desilusión tremenda con estos sitios corporativos, que a la hora de contactarlos se vuelven mudos. Los corporativos no estan preparados para hablar por 2 razones: su modelo de producción implica un proceso lineal y unidireccional donde lo que importa es vender lo que se produce, este modelo no resiste la interactividad pues es tan grande que no tiene capacidad de reacción y atender activamente las necesidades de sus clientes sería tan caro que sería insostenible; Un corporativo no escucha, y si escucha no es capáz de responder ni reaccionar en tiempo real. La que escucha y responde es la gente.

De igual manera, descubrí que esta revolución no solo sería comercial sino también social, así que hice un análisis sobre la manera en que conducía mi vida. Puse de frente todo mi potencial profesional y personal para compartir mis habilidades y experiencias, descubriendo terriblemente que yo era nadie en internet. No era mas que el portavoz de una marca que no era mía y todo lo que había construido, incluso lo que pensaba, no era de mi propiedad. Perdería todo si no comenzaba a actuar pronto en crear mi reputación y ayudar a los líderes a fortalecerla.

La buena noticia es que internet te permite revertir esto en poco tiempo, que esas grandes voces que llenan los medios masivos inyectándonos productos están comenzando a sucumbir y que pronto no serán mas que una voz más entre miles de millones de voces tan potentes como la tuya.

Hoy todo ha cambiado nuevamente, y al igual que en la primaria, debo volver a codearme con los grandes para sobrevivir.

Debo y deseo codearme contigo, que has destinado tanto tiempo de tu vida por descubrir quién soy.

Soy Iván Franco.

Ese contacto tuyo que tiene moderados talentos en empatía, análisis y observación, para saciar el hambre de comunicación visual efectiva y de calidad en tus proyectos de eMarketing, así como esa aparente soledad acompañada que representa cada avance tecnológico. Tal vez me convierta en tu guía, o tal vez no posea ni media respuesta para ayudarte, pero estoy seguro de que ya habré escuchado a quién tiene tu respuesta.

¡Agrégame a tus favoritos y permíteme ayudarte a construir tu reputación!